12 sept 2015

La adaptación escolar

Este lunes, por fin, muchos niños iniciarán el curso escolar. Algunos, volverán a la consabida rutina, pero para otros será su primer contacto con una institución educativa, sea guardería, centro de apoyo familiar o colegio.

Con motivo de facilitar a padres y a niños la superación feliz del período de adaptación escolar, desde el Centro de apoyo familiar  Gat Cugat me hicieron un encargo: escribir un texto para poderlo dar a las familias que este año habían apuntado a sus hijos y se encontraban en esa situación.

Comparto con vosotros el texto en cuestión, para que pueda servir de punto de apoyo a los que estéis empezando por primera vez curso escolar. No dudéis en publicar en comentarios cualquier duda que os surja al respecto, o en compartir vuestra experiencia personal sobre este tema.


La Adaptación Escolar


 Se conoce con el nombre de adaptación escolar al período de tiempo que un niñ@ necesita para aceptar y adaptarse a todas las modificaciones que se producen los primeros días de guardería o colegio. Este período de adaptación es variable para cada niñ@, pudiendo durar días, semanas y en algún caso esporádico incluso meses.

Cuando un niño comienza a ir a la guardería o centro de apoyo familiar, surgen muchas dudas y miedos en los padres. Es un momento complicado, ya que en muchas ocasiones será la primera vez que nos separemos de nuestros hijos y por lo tanto la primera vez que ellos se separen de nosotros.

 Los dejaremos en un lugar que desconocen, con personas adultas y otros niños a los que tampoco conocen. Esto les pude provocar inseguridad e incertidumbre (tanto a los pequeños como a los propios padres). Además, tendrán que enfrentarse a un horario, pautas, actividades nuevas, compartir....

Hemos de tener en cuenta que los niños no tienen las mismas estrategias y recursos emocionales que los adultos, y que tampoco cuentan con un concepto de “tiempo” definido. Los más pequeños no entienden todavía que cuando alguien no está presente continúa existiendo, por eso a menudo lloran de manera desconsolada cuando la madre cambia de habitación (pues para ellos, deja de existir). Por lo tanto no servirá de consuelo que les digamos que vamos a volver después... puesto que aún no son capaces de entendernos. Sólo la rutina y el hábito harán que vayan interiorizando estos conceptos.

En función de la edad del niño entrará dentro de lo normal que al inicio de la etapa escolar: llore en el momento de entrar en el centro, se muestre intranquilo o nervioso ya al levantarse, ignore a los padres cuando le vengan a buscar, coma menos de lo habitual o incluso deje de comer, padezca de dolor de barriga, o duerma peor que de costumbre.

Como podemos ayudar a nuestros hijos?

Hay diversas conductas que los padres pueden adoptar, para tratar de hacer más fácil y llevadero este período a los niños:

1.- Lo primero es confiar en el centro al que vamos a llevar a nuestro hijo. Si hemos decidido llevarle allí es porque creemos que es lo mejor. Conviene evitar miedos o sentimientos de culpa...ya que estos serán transmitidos y captados por nuestros pequeños.

 2.- En caso de que el pequeño esté muy unido a unos de los padres o haya uno de ellos que esté muy angustiado por el inicio de esta etapa, sería conveniente que los primeros días le llevase al centro el otro miembro de la pareja.

3.- Conviene no hacer coincidir este cambio con otros. A los niños, como ya hemos comentado, les cuesta enfrentarse a los cambios, por ello, es preferible que los afronten de uno en uno. No sería conveniente que el pequeño iniciase la etapa escolar coincidiendo con el nacimiento de un hermano. Es preferible llevarle algunos meses antes o algunos meses después de dicho acontecimiento.

4.- Siempre es bueno explicarle al niño lo que va a pasar. Aunque no comprenda todo lo que le decimos, captará la esencia y sobretodo le transmitiremos normalidad. Sería conveniente explicarle por lo tanto donde le vamos a llevar, con que maestra va a estar, que hará, advertirle que habrá otros compañeros en clase... Así se irá familiarizando poco a poco con todo.

5.- Es importante no utilizar la escuela para “amenazar” al niño: si no te portas bien te llevaré a la escuela, o ya verás como la señorita te va a hacer comer de verdad. Eso hará que tenga un concepto negativo de lo que es ir a escuela. El niño ha de ir contento y sentirse cómodo y a gusto con el personal del centro. No va allí como un castigo, va allí porque es lo mejor para él.

6.- Los primeros días se puede llevar algún juguete o mantita que sea de su agrado y al que esté unido. Así le servirá para tener un trozo de casa en la escuela y sentirse más seguro allí.

7.- Conviene no alargar ni eternizar las despedidas. Lo mejor para el niño es que la entrada en el centro sea rápida y afectuosa. Hemos de actuar con decisión para transmitir seguridad y confianza al niño: dar los buenos días a la profesora, dar un beso al pequeño y partir sería lo más adecuado.

Si el niño ve que titubeamos, tardamos en dejarle, lo abrazamos en exceso, como si no quisiéramos dejarlo allí, sólo conseguiremos que desconfíe y llore. Imaginaos que vuestra pareja os ofrece algo de comer y mientras os dice que está muy bueno no puede evitar poner cara de desagrado....desconfiaríais de su palabra, verdad? Pues con los niños sucede lo mismo: si mamá me dice que todo va a ir bien, pero me abraza como si fuera la última vez, con cara de preocupación y ojos llorosos.... yo sólo querré salir corriendo de allí!!!

8.- A la hora de ir a buscar a nuestros pequeños, conviene mostrar interés por lo que han hecho en la escuela y mostrarse contentos por sus avances. No conviene hacer reencuentros excesivamente afectuosos que puedan dar al niño la sensación de que hemos llegado para rescatarle de allí.

 9.- Por último, conviene no olvidar que las rutinas siempre serán nuestras aliadas. Es importante ser puntuales y respetar los horarios, así los pequeños sabrán siempre cuando van a llegar a clase, que actividades van a hacer y cuando vamos a ir a por ellos. Poco a poco irán estableciendo relaciones y sabrán que siempre llegamos después de la comida, o después de la siesta y la merienda.

En caso de que pensemos que a nuestro hij@ le está costando más de lo habitual adaptarse o que tengamos cualquier duda referente a este proceso, es conveniente que lo hablemos con las educadoras del centro. Ellas sabrán orientarnos y asesorarnos al respecto.

En breve este período pasará y los niñ@s estarán disfrutando de una nueva etapa en su vida. Y habrán adquirido herramientas y estrategias para superar nuevas experiencias que les servirán de por vida.

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